Cuando fue presentado en enero de 2011, la adquisición de Babá por parte del Sevilla fue justificada por la dirección deportiva como una oportunidad de mercado. Nueve meses después, el futbolista vive su peor momento en cuanto a participación y sensaciones, dado que el aficionado sólo lo ve a ratos y cuando aparece su rendimiento deja muchas dudas, sobre todo tras las claras oportunidades desperdició en Zaragoza y ante el Levante y que pudieron cambiar el signo de ambos partidos.