Gran culpa de ello lo tienen las hijas de María Vázquez, de 2, 5 y 8 años. La mayor de ellas es seguidora del F.C. Barcelona y, la mediana, del Sevilla F.C. Por supuesto, a ambas les gusta coleccionar cromos: pegarlos, cambiarlos y completar el álbum. Sin embargo, un día, una de ellas miró a María y le lanzó una pregunta de esas que solo los más pequeños saben hacer: inocente y casi imposible de responder bien: «Mamá, ¿por qué no podemos comprar cromos de las chicas, de mujeres, si también son de Primera?». A lo que María, en vez de responder, se puso manos a la obra y les dijo: «No os preocupéis que yo os hago los cromos».