La situación es la siguiente: Sarabia quiere quedarse en el Sevilla (le restan dos años de contrato) y, encima, quiere prolongar su contrato. Ha pedido ascender al segundo escalón salarial porque piensa que lo merece (meritocracia). Ya llevan cerca de un año hablando con regularidad pero sin prisas, ya que el club sabe que seguirá rindiendo y no desatará ninguna tormenta mediática en su contra. Así es. En este mundo se toma a las persona educadas y profesionales por ingenuos o manejables. No hay que irse muy lejos para ver casos en el mismo club donde por tres partidos buenos el agente y el propio jugador han llamado no menos de 20 veces al director deportivo para plantear una subida de sus emolumentos…