Probablemente, el viaje de Sergio Rico de Madrid a Sevilla fue el que más largo se le pudo hacer en los últimos años. Aunque sólo duró 50 minutos, el meta, sin hablar con nadie, caminando despacio por el aeropuerto, mirando al horizonte, y suspirando de vez en cuando, reflejó en su rostro el dolor por lo ocurrido en Butarque. Los compañeros, pendientes del de Montequinto, optaron durante el trayecto por dejarlo tranquilo si bien muchos le hicieron guiños de complicidad para tratar de que la ansiedad por lo ocurrido fuera a menos.