Escuchaba Vitolo con curiosidad la referencia histórica que hacía Del Nido recordando la anécdota de un jugador canario como él que dejó una honda huella en el Sevilla. Tonono, amigo íntimo de jugadores como Paco Gallego o Enrique Lora, estrechó tantos lazos con el club y con Sevilla que prometió que llevaría su escudo en la solapa hasta su retorno a Primera tras descender en 1975. Tonono murió repentinamente de una hepatitis vírica y fue enterrado con el escudo del Sevilla.
