El Sevilla vuelve a ganar, aunque hasta conseguirlo ha pasado por un calvario de cinco jornadas en las que sufrió cuatro derrotas y tan sólo arañó un empate. Desde el derbi, su caminar por la Liga ha sido un continuo quiero y no puedo que ahora llega a su fin gracias, entre otras cosas, a dos hechos fundamentales: mantener la portería a cero y acabar los partidos con once futbolistas sobre el césped, sin expulsados.